Senderismo por la Montaña Penibética: Parque Natural Sierra de las Nieves

Desde los Sauces a la cueva del Agua y al Peñón de Ronda.

Tipo de ruta: Circular.

Longitud: 15 km.

Duración aproximada: 5 horas y media.

Desnivel acumulado a superar: 750 m.

Dificultad: Media.

Para acceder hasta Los Sauces punto de partida de nuestra ruta, si procedemos de Málaga, debemos seguir la carretera A-366, hasta llegar a la localidad malagueña de Yunquera. Continuamos dirección a El Burgo a través del puerto de las Abejas, y a penas un km antes de llegar a esta pintoresca localidad, encontramos el carril que nos conduce a las entrañas de esta sierra de las Nieves (577 m.s.n.m. 30 S 326819, 4072007).

La pista discurre bordeando el arroyo de la Fuensanta por un paraje de exuberante vegetación entre pinos y otras especies propias de los bosques de ribera, como chopos álamos, adelfas, etc. A poco de comenzar pasamos junto a un vivero para procurar las especies destinadas a la repoblación forestal. Más adelante dejaremos a la izquierda el Área Recreativa de la Fuensanta, donde existía un molino que empleaba como fuerza motriz, el agua que mana generosamente, en la parte posterior de la construcción.

Tajo de la Alberca o de los Artilleros.

Cuando llevamos recorridos casi 7 km de pista, vemos como a la derecha parte otra que se dirige al puerto de la Mujer, continuamos de frente, dejando a la izquierda la finca de la Rejertilla. Desde este punto el ascenso es ya más significativo mientras a nuestra izquierda discurre el arroyo del Barranco del Portillo.

Algo más adelante, al tiempo que la pista atraviesa un vado hormigonado, podemos contemplar a la derecha, una bonita cascada que se origina en la época de lluvias, que se conoce como la Chorrera de los Perdigones.

Interior de la Cañada Cuesta de los Hornillos.

El carril comienza a girar hacia la izquierda y cuando culminamos la subida encontramos un cruce. A la derecha parte la pista que sigue la dirección de los cortijos de Huarte y del Palancar que luego emplearemos en el regreso. Debemos seguir por la pista del centro que en suave descenso, nos conduce al Área Recreativa de Los Sauces, donde debemos aparcar para iniciar el recorrido, tras haber recorrido casi 10 km de pista (835 m.s.n.m. 30 S 323238, 4068660).

Continuando por el carril del Duque, que parte a la izquierda, se encuentran muy próximas las ruinas del antiguo convento Nuestra Señora de las Nieves. A partir del siglo XVI fue empleado, para el retiro y la meditación por la orden de los Carmelitas Descalzos. Lamentablemente, su estado y el hecho de que en la actualidad es propiedad privada, hace que no pueda ser visitado. Este lugar llegó a tener fama de milagroso, por lo que un gran número de peregrinos se acercaban en señal de penitencia. Muchos de los topónimos que encontramos en los alrededores, hacen referencia a estas circunstancias.

Cueva del Agua.

También durante la guerra de la Independencia, parece ser que el general Ballesteros en 1812 instaló un importante destacamento desde el que hostigar a las tropas francesas. Posteriormente, durante la Desamortización de Mendizábal en 1835, pasó convertirse en propiedad privada.

Nos disponemos a disfrutar de unos parajes, quizás de los menos visitados de la sierra de las Nieves, pero que sin duda nos cautivarán. Una enorme y variada riqueza forestal, nos acompañará en la mayoría de nuestro camino, teniendo la oportunidad de contemplar singulares paisajes, esculpidos caprichosamente por el agua en estos relieves eminentemente calizos.

Bajamos tendiendo a nuestra derecha dirección sur, buscando el mismo lecho del arroyo de la cañada de la Encina por donde discurre la senda por la que debemos continuar. Tras un corto tramo por el interior de la cañada, el camino se establece definitivamente en la margen izquierda según el sentido de la marcha, comenzando el ascenso al puerto de Huarte.

Barranco del Monje, al fondo el tajo Grande.

Cuando la pendiente comienza a ser más relevante, nuestra marcada senda realiza frecuentes revueltas, al tiempo que pasamos junto a las conocidas minas de San Eulogio. Estos yacimientos, clasificados como de formación mixta, contenían menas de antimonio, plata, y principalmente plomo con una ley cercana al 45 %. Se componían de bolsadas y nódulos muy irregulares formando estratos, con una ganga de composición ferruginosa. La extracción del mineral, se realizaba en galerías horizontales, comunicadas con el exterior por rampas muy inclinadas y pozos verticales. En la actualidad los pozos más próximos al sendero, están protegidos por una malla metálica para prevenir un desagradable accidente. La extracción del metal se llevaba a cabo mediante la instalación, en las proximidades del yacimiento, de hornos rudimentarios en los que se usaba como combustible leña o carbón vegetal (866 m.s.n.m. 30 S 323535, 4068136).

Nos vamos acercando al collado orgullosos de ver surgir de nuevo el bosque que fue calcinado en el año 1979 por un pavoroso incendio, cuando las llamas acabaron un extenso pinar y con gran parte del pinsapar de Cubero que vemos al fondo de la cañada de la Encina.

Al fondo el cerro de Las Camaretas.

A pocos metros de coronar este puerto de Huarte (982 m.s.n.m. 30 S 323528, 4067495), a nuestra derecha parte una senda que continua por la cañada de la Encina. En el otro lado de la cañada observamos el cortijo de Huarte y el carril que luego se convierte en senda para el acceso hasta él. Las características formas rocosas que vemos sobre el cortijo se conocen como Filar de los Ermitaños.

Debemos continuar por la senda de la izquierda, que una vez deja a la izquierda el cerro de La Cruz, inicia un serpenteante descenso, en el seno de un frondoso pinar, hacia el barranco del Monje, prolongación natural del arroyo Cuesta de los Hornillos.

Los primeros pinsapos van apareciendo cuando entre los claros del bosque observaremos, al fondo a nuestra izquierda, un imponente farallón rocoso conocido como tajo Grande, en su base se encuentra la singular cueva del Monje. Algo más adelante podemos observar una oquedad en la roca denominada cueva de los Palomas.

Pronto vemos como una senda parte a nuestra derecha, que también podría conducirnos a la cueva del Agua a través del puerto de La Paloma, es una opción diferente ya que continuamos de frente por la senda principal (944 m.s.n.m. 30 S 324035, 4067661). Desde que hemos partido de Los Sauces, nos han acompañado balizamientos correspondientes al GR-243 de la sierra de las Nieves, que coincide con el tramo Los Sauces-Yunquera.

En un momento en que nuestro camino se despeja, en las proximidades del tajo Grande, vemos perfectamente en el fondo del valle las ruinas del convento Nuestra Señora de las Nieves. Hacia el oeste, podemos divisar el cerro de Las Camaretas, la cañada Cuesta de los Hornillos y parte del pinsapar de Cubero.

Carril de acceso a la cueva del Agua.

Una nueva vereda parte a la izquierda que rehusamos, y algo más adelante, cruzamos un pequeño cortafuegos. Ahora nuestro camino toma la dirección sur iniciando una leve pero constante subida, que culmina en el carril de acceso a la cueva del Agua, donde unos indicadores nos sitúan a 4´6 km de Los Sauces y a 4 km de Yunquera (1.024 m.s.n.m. 30 S 324855, 4067632).

Continuamos por la pista que sube a la derecha, a través de un frondoso pinar en el que además encontramos pinsapos, cipreses, y algunos cedros. En breve pasamos junto a un vivero forestal, a partir del cual la pista empeora bastante, y aumenta su inclinación. A penas unos cientos de metros después llegamos al encantador paraje conocido como cueva del Agua. La oquedad se encuentra sobre un pilar en el que mana una generosa fuente (1.142 m.s.n.m. 30 S 324243, 4066958).

En el interior de la cueva del Agua.

Tras la visita de este capricho de la naturaleza, continuamos por la senda que parte a la derecha según llegábamos. Unos metros más adelante encontramos una bifurcación que seguimos a la derecha, la senda que parte a la izquierda se dirige al puerto del Pilón de las Tres Puertas, desde donde podemos continuar hasta los puertos del Saucillo o de Bellina (1.153 m.s.n.m. 30 S 324029, 4066917).

Pasado el cruce, pasamos junto a la pequeña fuente de la Chaparrera, para luego sumergirnos en unos de los bosques de pinsapos más encantadores del Parque. Tras atravesar esta zona de umbría, llegamos a la cañada de la Cuesta de los Hornillos, bajo las paredes del tajo de la Alberca o de los Artilleros. Debemos pasar un corto tramo que de estar helado, puede resultar algo delicado, que se conoce como La Colaílla (1.206 m.s.n.m. 30 S 323526, 4066567).

Proximidades de la Colaílla, al fondo la cañada de la Cuesta de los Hornillos.

Una vez en el interior de la cañada que por esta zona se conoce como “Roaera del Manchón”, comenzamos la subida al puerto de Las Camaretas. Toda esta zona es verdaderamente espectacular, con imponente tajo de la Alberca frente a nosotros y bajo nuestro pies la cañada de la Cuesta de los Hornillos.

Ya en el puerto (1.245 m.s.n.m. 30 S 323089, 4066591), tenemos a la derecha el cerro de Las Camaretas, al que podemos ascender sin demasiado esfuerzo. Para continuar bajamos por la senda que se dirige a la cañada de La Encina, atentos de no rebasar un cruce para seguir una senda que parte a la izquierda dirigiéndose hacia la loma del Chaparral, que coloniza el encantador pinsapar de Cubero (1.234 m.s.n.m. 30 S 322917, 4066435).

Cerro y puerto de Las Camaretas.

Cuando ya estamos inmersos en el pinsapar, advertimos un nuevo cruce que a la izquierda nos conduciría nuevamente a la cañada de la Cuesta de los Hornillos y desde allí a puerto Bellina (1.271 m.s.n.m. 30 S 322762, 4066356). Continuamos dirección oeste disfrutando de la umbría que nos proporciona el pinsapar, y de las fantasmagóricas imágenes originadas por algunos de los vetustos ejemplares que yacen junto al sendero.

Interior del pisapar de Cubero.

Tras un bello tramo, llegamos a una zona que el incendio de 1979 castigó con dureza, así percibimos ciertamente el contraste, entre la naturaleza en toda su plenitud y esta otra zona víctima de la tragedia, que desgraciada e impasiblemente devora nuestra riqueza forestal.

Cuando nuevamente nos introducimos en el bosque, debemos encontrar un nuevo cruce. La senda que sube por la izquierda se dirige al puerto del Hornillo, nosotros debemos bajar por la derecha dirección a la cañada de La Encina (1.232 m.s.n.m. 30 S 321971, 4066343).

Cañada de La Encina saliendo del pinsapar de Cubero.

A medida que descendemos, perdemos definitivamente la protección de la arboleda, y si volvemos la vista disfrutaremos de una amplia panorámica del pinsapar que acabamos de abandonar. A nuestra derecha, en la cresta, adivinamos el puerto del Hornillo y la cumbre de su derecha es el cerro Alto de Yunquera o Peñilla.

Pinsapar de Cubero y la Peñilla o cerro Alto de Yunquera.

Cuando nuestro camino pierde definitivamente su inclinación alcanzamos una senda que sube por la cañada de La Encina, seguimos en el cruce a la izquierda hasta coronar un pequeño collado que se conoce como Las Arenitas (1.169 m.s.n.m. 30 S 321820, 4066767). Tras rebasar una angarilla que debemos dejar tal como la encontremos, ya vemos bajo nuestra posición las ruinas del cortijo del Peñón de Ronda. Para continuar no es necesario bajar hasta el cortijo, para lo que debemos bordear el vallado de la derecha y pasar justo al tajo que conforma por esta zona el Peñón de Ronda.

Mole rocosa del Peñón de Ronda.

Les proponemos, no obstante, bajar hasta las ruinas del emblemático cortijo, desde donde además de disfrutar de una excepcional panorámica del peñón, podemos recrear nuestra imaginación sumergiéndonos en algunos de los pasajes históricos de esta serranía (1.084 m.s.n.m. 30 S 321041, 4066674).

Cortijo del Penón de Ronda.

Situados en la puerta del cortijo, mirando hacia el peñón, hay un regajo al que se dirige una manguera que aprovecha las aguas de los manantiales cercanos, nuestro camino sigue esa misma dirección. Atravesado el regajo iniciamos nuevamente la subida dirección norte. Aunque no hay una senda definida, podemos servirnos de la multitud de veredas que origina el ganado en su trasiego diario. Cuando ya vamos rebasando el tajo del Peñón, la vereda se va haciendo más evidente dirigiéndose a un portón que vemos al fondo que delimita esta finca con la del Palancar (1.131 m.s.n.m. 30 S 321230, 4067488).

Subiendo hacia el puerto del Peñón de Ronda.

Mientras atravesamos una zona más llana muy inhóspita y agreste, a nuestra izquierda, al otro lado de la cañada del arroyo Cuesta del Gazpacho, la deforestada sierra Hidalga. Una vez pasamos el mencionado portón, que debemos dejar tal como lo encontramos, comenzamos a descender hacia el cortijo del Palancar, que vemos en el fondo del valle a la derecha de la cañada del arroyo Barranco del Portillo. Antes de llegar al cortijo se nos opone una amplia zona de vegetación espinosa, para salvarla la vereda la bordea por la derecha para luego bajar definitivamente al cortijo, ya deshabitado (1.020 m.s.n.m. 30 S 321946, 4067876).

A la derecha el cortijo del Peñón de Ronda, la cima que destaca detrás, es la Peñilla.

En este cortijo tuvieron lugar uno de los pasajes más curiosos de la historia del bandolerismo en la serranía. Al parecer Juan José Mingolla “Pasos Largos”, de vez en cuando bajaba a este cortijo en la duras noches invernales, donde encontraba cobijo y alimento. En una de esas noches, cuando su búsqueda por parte de la Benemérita era más vehemente, se acercó hasta la casa. Advertido por los moradores de la presencia de la Guardia Civil en el cortijo, no sólo no se marchó, sino que pernoctó en el pajar aduciendo que era el lugar donde jamás lo buscarían.

Cortijo del Palancar.

La pista de acceso al cortijo, que ya se encuentra muy deteriorada, nos va a servir para continuar nuestra ruta. Unos 500 m más adelante se introduce definitivamente en el pinar, y poco después llegamos a una bifurcación. La pista que parte a la derecha se dirige al cortijo Huarte, bajamos por la de izquierda que inicia una sucesión de curvas de herradura, que si lo deseamos podemos atajar campo a través.

Proximidades del cruce con la pista que conduce al cortijo de Huarte.

En pocos minutos observamos, a nuestra derecha entre los claros del bosque, la pista que nos conduce hasta Los Sauces, buscamos una vereda que por el interior del pinar nos sirve de atajo para alcanzarla (845 m.s.n.m. 30 S 322970, 4068579). Ya sólo tenemos que bajar unos metros para finalizar la ruta justo donde la empezamos.